Jesús Ametller ha sido un hombre que ha estado envuelto en constantes batallas en su vida, la mayoría de ellas dentro del béisbol, al que le negaron llegar más de una vez, pero tocaba insistir porque el talento estaba y cuando se unen talento y pasión, no existe muro que se resista.
Durante tres años transitó por la Serie Nacional, 1996 fue su año de consagración, un título nacional con Industriales, la temporada en que se ganó la titularidad que tanto añoró, y también el año en el que tomó la decisión de su vida al abandonar el equipo de Industriales en un torneo en México, tenía sus razones.
Alcanzó la firma con los Cardenales de San Luis y en Ligas Menores, llegó a hasta AAA con números nada despreciables, una lesión en el hombro terminó con su carrera de manera abrupta, nada volvió a ser como antes, luego de tantas batallas esta fue la única que de algún modo lo llevó a la lona.
A Ametller le quedaron sueños por cumplir y alberga nostalgias como cualquiera de nosotros, esta es su entrevista.

Fue un jugador al que desde el inicio se lo pusieron difícil, le costó llegar, pero lo pudo hacer por suerte para Industriales y el béisbol cubano.
La verdad si la tuve difícil, lo primero fue mi tamaño y no era el que más condiciones tenía, muchas veces me dejaron fuera de los equipos, también tengo que decir que había mucha calidad de peloteros, pero trabajé muy duro y logré mi sueño.
Finalmente debuta en la pelota cubana en 1993. Me gustaría que contara esas historias a las que nuevamente tuvo que hacer frente para imponerse.
Mira si fue difícil, debuto en 1993, pero antes estoy sin jugar ni un solo juego en 1989 con Metro, Raúl Reyes no me puso nunca y en 1992 con Industriales tampoco, claro por una lesión, pero yo quería tener la oportunidad de jugar un día en el Latinoamericano y hablé para jugar en la Liga de Desarrollo y en ese torneo poder demostrar que yo podía y así fue, Jorge Trigoura me dio la posibilidad que soñaba.
También tengo que decir que en los juveniles Juan Delis nunca me dio muchas oportunidades para mostrar lo que podía hacer y nunca me llevo a ningún bateando bateando 400 en provinciales y preselecciones.
Formó parte de una generación de Industriales a la que mucho le llaman dorada. ¿Cuánto de verdadero y de falso existe sobre ese ego con el que dicen que conviven los jugadores de Industriales?
La verdad que fue una suerte para mi jugar con tan buenos peloteros y siempre estaré orgulloso por eso, no creo en eso del ego, en los años que estuve si había disciplina y siempre se quería ganar, los establecidos ayudaban a los más jóvenes y había muy buena armonía dentro y fuera del terreno entre los peloteros.
¿Cuáles son los mejores y los peores recuerdos en su paso por la pelota cubana? De los malos, siempre cuando se pierde un campeonato, por ejemplo, mi primer playoff en el que Pinar del Río nos ganó cuatro juegos seguidos, y lindos por supuesto cuando se ganó la Serie Nacional en 1996 y haber podido jugarla y en lo personal hacerlo con el Latino lleno.
Otros momentos cuando di mi primer hit, mi primer jonrón y un día muy especial cuando conecté los tres cuadrangulares contra La Isla de La Juventud en el Cristóbal Labra.
El año 1996 da un gran paso en su carrera cuando decide abandonar el equipo en México ¿Fue un decisión que tenía en mente?
Creo que ese fue mi año, la decisión de irme fue muy difícil, era mi mejor momento había logrado mi sueño y quería seguir viviéndolo, pero las injusticias como la de ver a Armando Capiró vendiendo pan con tomates y la suspensión al Orlando ¨El Duque¨ Hernández me impulsaron a tomar mi decisión, no quería que un día alguien dijera hasta aquí y todo terminará, claro la oportunidad de poder jugar profesional también me gustaba.
Tras esa decisión viaja hacia Costa Rica para la obtención de la agencia libre ¿Cómo vivió esta etapa?
Fue muy muy difícil, la familia no sabía casi de nosotros, no podíamos casi salir del hotel en México, en Costa Rica estuvimos detenidos en el aeropuerto casi para regresarnos a Cuba, no teníamos ni idea cómo era lo de firmar profesional, pero gracias a Dios todo terminó con un final feliz.
¿Qué antecedió a la firma con los Cardenales en cuanto a los entrenamientos, las presentaciones, tuvo otras ofertas?
Tuve la suerte de firmar, tuvimos que cambiar formas de entrenar, adaptarme al bate de madera que nunca lo había usado y cuando pensamos que estábamos listo viajamos a Miami y nos presentamos ante casi todas las organizaciones de Grandes Ligas durante tres días y después llegaron varias invitaciones privadas para presentarnos en sus complejos de entrenamientos, me llegaron ofertas de los Seattle Mariners y Toronto Blue Jays, pero nos decidimos por los St. Louis Cardinals.
Inicia su recorrido en el béisbol profesional en 1997 en Ligas Menores ¿Crees que antes de la lesión en el año 2000, pudo haber recibido alguna oportunidad en Ligas Mayores?
En mi tercer año me fue muy bien y recuerdo que en medio de un juego en septiembre me sacan del juego y todos los compañeros de equipo pensaban que iba para Grandes Ligas, pero cuando entré a la oficina del coach era para subirme a AAA, así que creo que pude haber tenido mi chance, pero sé que es muy difícil estar preparado y jugar en Grandes Ligas.
¿Cree que de no haber sufrido la lesión en el hombro, su carrera hubiese sido diferente? ¿Cuándo decide pedir la baja de los Cardenales renunció llegar a las Ligas Mayores?
Creó que si, en solo tres años estaba en AAA pero nunca se sabe y los Cardenales tenían un sistema de ligas menores muy fuerte, creo que mi oportunidad fue cuando me iban a cambiar por Fernando Viña y no me dejaron ir, pedí la baja porque cuando regresé de la lesión no tenía la misma oportunidad de jugar regular y pensé que podía probar en otra organización pero no fue así, el hombro no me respondía y sabía que en ese estado a las Grandes Ligas no llegaría.
Luego participa en el béisbol mexicano con los Olmecas, pero la lesión lo vuelve apartar de los terrenos por un año. ¿Cuánto sufrió en ese período?
Fui a la liga mexicana a ver si el hombro se recuperaba y con la esperanza de poder tirar la bola con fuerza, pero no fue así, los dolores no me dejaban ni dormir y la bola no avanzaba, fue un período de mucha frustración con toda la terapia sin ver resultados positivos.
Regresa al béisbol en esta ocasión en Italia dos años, hasta que decide retirarse ¿Cuánto le duele a un atleta ir perdiendo facultades motivadas por una lesión?
Cuando fui a Italia ya sabía que no jugaría más pero ellos me llamaron me embullaron y regresé a jugar por el deseo, pero ya no podía casi ni entrenar y me pasaba la semana sin tirar una bola para poder jugar los fines de semana, las lesiones son muy difíciles de superar, porque tú mente quiere pero el cuerpo no responde y si se sufre mucho no poder hacer algo que hacías con normalidad.
¿Qué sucedió con su vida tras esa decisión de dejar el béisbol?
Después que se acabó la pelota comencé mi vida normal, encontré personas buenas que me ayudaron como Peter Chao, con el entré en el negocio de distribución de pan en diferentes tiendas y súper mercados y luego de siete años si regresé a mi mundo que es la pelota, en este caso con clases de bateo que es lo que me gusta y disfruto mucho, me encanta el trabajo con los niños porque de ellos aprendo todos los días y yo les transmito mis experiencias.
Cuando mira hacia atrás ¿De qué siente arrepentido en las decisiones que ha tomado? ¿Cuál ese sueño que le quedó por cumplir? ¿Qué nostalgias le han quedado?
Creo que todo pasó en su momento exacto, tomé buenas decisiones y muchas las tomaría otra vez con seguridad, creo que sí me equivoqué en pedir la baja de los Cardenales sabiendo que no estaba bien, pero los deseos de jugar y recuperar el tiempo perdido fue más fuerte. Me quedaron dos sueños, jugar con el equipo Cuba y en Grandes Ligas y las nostalgias, volver a jugar a estadio lleno en el Hospital Psiquiátrico de La Habana y el Latinoamericano.