Por segunda ocasión en pocos días fallece una de nuestras glorias deportivas que pasaron por las Series Nacionales, Gregorio “Mano Negra” Pérez dijo adiós.
Gregorio falleció en su natal Amancio, lugar que lo vio hacer sus primeros lanzamientos hacia la goma. Se cuenta que sus envíos pasaban las 90 millas y que su dominio sobre los bateadores contrarios a veces parecía cuestión de “brujería”.
Inició sus andanzas en el campeonato doméstico con Granjeros, equipo que representaba a Camagüey, incluso lanzó en el juego inaugural del Cándido González el 26 de diciembre de 1965, juego en el que obtuvo la victoria ante Industriales con marcador de 5×1.
Lanzó en 15 Series Nacionales, ganó 110 y perdió 107. Sus rivales le batearon para 240 y su promedio de carreras limpias fue de 2.18 (novena mejor marca histórica), con un WHIP de 1.11. Combinaba de manera endemoniada su recta con su sinker, a la mayoría los sacaba del paso, por ello consiguió 976 ponches, sin embargo, lo que más llama la atención es su increíble promedio de bases por bolas por cada 9 entradas: 1.82, tercera mejor marca de la historia.
Ese excelente control lo mantuvo en eventos foráneos. Fue muy sonada aquella actuación en los Centroamericanos de Panamá cuando en 77 lanzamientos solo disparó hacia home 9 bolas y permitió un solo jit frente a las Antillas Holandesas.
Su carrera deportiva finalizó en el equipo de Las Tunas, allí sobrepasó la cifra de 100 victorias en Series Nacionales.
Hace muy poco el adiós lo dio Cheito Rodríguez, uno de los bateadores más poderosos que se han visto en Cuba, y cada vez que Cheito se enfrentó a Gregorio el duelo debino en un enfrentamiento de titanes. Gregorio recordaba cada uno de esos duelos y al periodista Dubler Vázquez le contó, en entrevista publicada en el periódico 26, de una vez especial que jamás olvidaría.
Yo tiraba un tremendo sinker y ese lanzamiento jamás me lo habían levantado. Bueno, pues a Cheíto le tiré uno que casi da contra el piso la primera vez que nos enfrentamos y me la sacó por arriba del techo del left field. Le dio la vuelta al cuadro riéndose y brincó encima de home. Y yo nada más mirándolo y pensando: “No te apures, que la tuya llega también”.
Como a los 15 días volvimos a encontrarnos. Estaba ganando 3×2 en el noveno inning, con dos outs y corredor en tercera. Él no estaba ese día de regular y lo trajeron de emergente. “Esta es la mía, te llegó tu hora, cabrón” (risas). Y empezamos ahí “fajaos”, hasta que lo metí en 3 y 2. Entonces me viré como tres veces a tercera, empecé a demorarme a propósito, a sacar el pie hasta que salió Pedrito Pérez a protestarle al árbitro. Vi que ya se estaba desesperando y pensé: “Ya te tengo donde quería”. Entonces el cátcher me pide recta, yo sabía ya que era eso lo que le iba a tirar, pero le dije que no como cinco veces hasta que Cheíto, molesto, pidió tiempo. Se estaría preguntando cuántos lanzamientos yo tenía para haber dicho que no tantas veces… y ahí le puse con todo lo que tenía, lo más duro que podía tirar. Le hizo swing al sonido de la mascota y yo le grité: “Bueno, papa, estamos en paz”.
El fallecimiento de Gregorio es otro duro golpe para el movimiento deportivo cubano, desde la redacción de QbaDeportes enviamos nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos de este hombre que cuando se subía al montículo no creía en grandes.