El equipo de QBA Deportes le trae la segunda parte de la entrevista que le realizara el periodista cubano Fancys Romero a José Ariel Contreras en su programa Toque de Bola, que se transmitió en vivo hace unos días a través de la página en Facebook y de YouTube de la revista independiente cubana El Toque.
En esta segunda aparte Contreras habla del momento en que salió del país, la muerte de su padre, jugar nuevamente con el equipo Cuba y otros temas de interés, aquí le dejamos momentos de esta conversación
Yobal Dueñas
Yobal es mi hermano, yo me levanto a las 6 de la mañana llevo al niño a la escuela y al regresar, vengo media hora hablando con él. El día que no nos llamemos, algo raro está pasando. El primer jonrón que me dieron en mi vida fue el, en la academia contra el equipo Pinar del Rio para la Selectiva, en dos strikes sin bolas y le tiro una slider.
La salida de Cuba
Te voy hablar de corazón, mi papá tenía 82 años, me quedé y murió al año y medio, sabía que no lo iba a ver más. Sentía que estaba traicionando a los fanáticos y cuando le pregunto a mi hermano que decía la gente, me dicen que todo el mundo muy contento, decían que tenías que haberlo hecho antes, sentí un alivio.
Mi papá era jefe de núcleo del Partido de las Martinas y cuando llega la reunión entrega su carnet y dice: ese es mi hijo y aquí van hablar basura de él y delante de mí nadie puede hacerlo.
Cuando yo llamaba no quería hablar con él, cuando lo hice comencé a llorar explicándole el porque me había quedado y él me dice que no tenía que darle explicación: yo soy tu padre aquí, en China y EEUU y el día que muera voy a seguir siéndolo, lo único que quiero es que seas un hombre; yo sentí un alivio porque pensé que mi padre me iba a rechazar.
Salida de los Yankees
Lloré como un niño porque yo jugué con Pinar del Rio toda mi carrera en Cuba y cuando me cambian pensaba que no me querían y yo quería ser Yankee mi papá quería que lo fuese, pero uno no entiende, lo aprendí después y fue algo que a mí me chocó fuerte y fue algo bueno para mi.
Muerte de su padre
Mi papá era mi ídolo y no porque sea mi padre, sino porque era la persona más sana pura y correcta. Estaba en la playa y el teléfono suena y yo no sentí nada, no llore en ese momento, apague el teléfono, cuando me monto en el carro que arranco y empiezo a manejar me caí al timón, como si me hubieran dado un palo, ese fue el momento más duro de mi vida el más doloroso.
El Duque Hernández
Yo tengo que agradecerle mucho, lo digo y no me canso de decirlo a Orlando ¨El Duque Hernández¨, cuando yo iba a New York a él lo cambian y no pudimos jugar juntos, me dice un día vamos a estar juntos y así fue al otro año en Chicago.
Me ayudó a mí y soy testigo de que a muchas personas más, a mí me dan 32 millones por lo que hizo él y muchos otros, tenemos que agradecerles a todas esas personas que vinieron antes de nosotros.
Clásico Mundial y jugar con Cuba
Nunca me llamaron ni me preguntaron, aguanté todo lo que pude para eso, me fui para México tratando de ver si podía representar a Cuba en el Clásico, fue la única medalla que me faltó.
Retiro del béisbol
Yo me sentía fuerte, incluso muchas gentes me criticaban y se preguntaban que hacía en México. A mí me costó trabajo irme del béisbol y tomé la decisión por mi hijo.
¿Por qué el 52?
De casualidad, en la primera serie me dan el 34 y en la segunda 52 que era el de Lazo y el formó un lío con aquello y ya me quedé con ese número.
Un mensaje final
Definitivamente darle gracias a toda la fanaticada mundial por todo el apoyo durante mi carrera en Cuba después que vine para acá especialmente los fanáticos en Cuba que me apoyaron y me respetaron más, la fanaticada en Chicago mucha gente alrededor del mundo que me quiere y me respeta que eso fue una de las razones por la cual uno se emotiva para dar lo mejor de uno en el terreno. Gracias por la oportunidad y un abrazo a la gente grande del béisbol.
En otros momentos lo he escrito en algún comentario que he hecho sobre publicaciones refiriéndose a José Ariel Contreras Camejo; para mí es una de las personas más nobles, educadas y respetuosas que he conocido. Era lo que se dice un “buenazo”. Tuve la dicha, no sólo de verlo jugar en su Capitán San Luis, de Pinar del Río, sino que además, cuando le dieron casa en Sandino, él y su familia fueron pacientes míos. Recuerdo que un compañero mío de curso (Wilfred Borrego), natural de ese municipio pinareño, me hablaba de un muchacho joven, pitcher, que iba a dar de que hablar. Recuerdo que sus primeros momentos no fueron todo lo bueno que me imaginaba, pero después llegó a convertirse en el 1er lanzador de Pinar y del Equipo Cuba. Mi admiración era enorme. Yo era un médico recién graduado y fui pelotero universitario. Mi ubicación en el más occidental de los municipios del país, me permitió acercarme a su figura como deportista y como hombre. Incluso, en una ocasión, nos lanzamos pelotas frente a su casa.
Sus logros fueron innegables, con el uniforme de las 4 letras. Siempre dio lo mejor de sí.
Cada persona es dueña de su vida y su destino y tiene el derecho de buscar lo mejor para sí y para los suyos y eso debe respetarse, mientras no asesine, viole o quebrante la ley, es entendible.
Por desgracia las cosas entre Cuba y EEUU provocan situaciones como las que le tocó vivir a él y a otros tantos. Llegará el día en que no sea necesario emigrar, para jugar en el mejor béisbol del mundo.
Así las cosas, mis saludos y mi honra a una persona de excepcionales cualidades humanas que un día se apartó de una ruta y tomó su propio camino, pero nunca se olvidó de su patria y de su pueblo.
Las Martinas, Sandino, Pinar del Río y Cuba entera, lo reconocen, como lo que fue: un gigante del box.
Saludos.