La pelota cubana ha adoptado nuevos protagonistas, los llamados grandes se fueron a tomar un descanso que se ha extendido más de los normal y ese vacío lo han asumido, o al menos, intentan hacerlo, los llamados equipos emergentes, ahí ha estado Ciego de Ávila, Las Tunas, Granma y Matanzas que han tomado la vanguardia por derecho propio, ya sabemos eso de que a río revuelto ganancia de pescadores.
La memoria muchas veces es corta, el olvido es algo aterrador y la desmemoria parece ser un aliado más que presente en la pelota cubana actual, y este posmodernismo beisbolero en el que los que ayer fueron grandes hoy no lo son tantos, se ha devorado mucha historia, o al menos, lo ha intentado.
Los ejemplos sobran y en estos tiempos los clásicos intentan sobrevivir y se aferran a su poderoso significado, la esencia de lo clásico está en trascender en el tiempo, y es algo que merece un respeto, Pinar del Río y Santiago de Cuba ha mostrado suficiente a lo largo de la historia para ser considerados lo que son hoy, obligarlo al ostracismo es un pecado, y esta semana fueron sometidos a ese olvido.
La subserie particular entre pinareños y santiaguero ha transcurrido, simplemente eso, ha transcurrido, sin ningún exceso de presencia en los medios, sin titular en ninguna página, solamente con la transmisión radial, con eso era suficiente ¿para qué más?
Ha pasado más de una década del último triunfo de Santiago de Cuba, precisamente frente a Pinar del Río, los pinareños en ese mismo período han acariciado la gloria en par de ocasiones, además de titularse en la Serie del Caribe, títulos que han servido para engrandar su leyenda, esa que ahora mismo parece haber perdido la batalla con el modismo.
La pelota cubana necesita mucho de los que ayer le dieron gloria, Pinar y Santiago guardan una mística que el tiempo puede que la haya ocultado, pero no eliminado, el peso de la historia muchas veces aplasta al presente, en definitiva, nuestro presente no luce tan atractivo como para negarle el espacio a los grandes.
Lo escrito por santiagueros y pinareños ocupa un espacio imprescindible en lo que hoy es la Serie Nacional, no importa el año en que se enfrenten, ni la situación por la que transiten, ignorarlo es una afrenta al béisbol en toda su magnitud.
Entre la lluvia y el silencio mediático ha trasncurrido este clásico olvidado, bueno si que es está permitido que un clásico pueda pasar al olvido, ninguno de estos equipos lo van a pemitir, ni nosotros tampoco.
Es imposible que los medios de difusion escrita y televisada no tomen en considetacion ,diariamente, el transcurrir de la pelota en Cuba. Despues no valen quejas tardias si hemos sido los causantes de ese desparpajo.. Lourdes Camacho z Porta